Vamos tan deprisa cada día, que a veces que no nos dedicamos un tiempo para cuidar de nosotros mismos e incluso de quienes nos rodean. En una vida muy ocupada, estresada y acelerada…la alimentación saludable y equilibrada pasa a un segundo plano de atención.

No escuchamos las señales físicas de alerta y deterioro que nos brinda cada célula, tejido, órgano y sistema de nuestro cuerpo.

Lo más importante es, que si estamos viviendo o hemos atravesado por una situación de estrés o vida acelerada en el trabajo o estudios; podemos estar tranquilos, ya que estamos a tiempo de realizar cambios positivos para nuestro estilo de vida.

Primero, aclaremos que existe el hambre física, que se refiere a las señales digestivas y cerebrales, que nos envía nuestro organismo, para consumir alimentos reales y saludables, que nos aporten nutrientes esenciales, tales como: vitaminas, minerales, antioxidantes, fibra, energía, aminoácidos y grasas buenas.

Dichos componentes de la alimentación, la obtendremos de una ingesta completa, equilibrada y suficiente de granos y cereales enteros, variedad de frutas, verduras, proteínas magras, productos lácteos y semillas. Recordemos, que no siempre tendremos el deseo de consumir dichos grupos de alimentos, pero son vitales para el funcionamiento de todo el cuerpo, tanto de forma física como emocional.

Por otra parte, encontramos el hambre emocional, que satisface nuestras emociones, tanto de alegría como de enojo, estrés, ansiedad o tristeza. Acá encontraremos, los clásicos “antojos” o lo que conocemos también como el “síndrome de picoteo”. Se presenta en distintos momentos del día donde deseamos consumir alimentos altos en azúcar, grasas saturadas y exceso de sodio. Principalmente la “comida chatarra o la comida rápida”.

Sabemos que no nos brindan ningún nutriente esencial, pero sí la sensación de bienestar que en dichas situaciones necesita nuestro organismo. Si buscamos consumir dichos alimentos de forma seguida, se alteran nuestros niveles hormonales de serotonina y cortisol y si padecemos resistencia a la insulina, diabetes tipo 1 o tipo 2, se dificulta su manejo, tanto en niños, preadolescentes, adolescentes y adultos.

Al padecer diabetes, el cuerpo posee una mayor dificultad de controlar los niveles de azúcar en sangre, se aumenta de peso de grasa visceral, se aumentan las complicaciones como: enfermedades del corazón, de los riñones, pérdida de visión y amputación de extremidades inferiores.

Es nuestra decisión qué alimentos brindarle a nuestro organismo diariamente, es válido consumir alguna comida que nos brinde una sensación de bienestar emocional, pero todo con moderación y balance, logrando combinar dichas comidas con alimentos que sí nos aportan nutrientes básicos para nuestra salud general.

Es recomendable limitar:

Bebidas azucaradas como jugos de cajita y gaseosas, frituras, golosinas, embutidos de cerdo, pan dulce y carnes rojas procesadas e inclusive, no exceder el consumo de comida rápida como: hamburguesas, papas fritas, pizza, aros de cebolla, nachos, tacos, helados cremosos y postres fritos. Leamos las etiquetas nutricionales, eviten exceso de azúcares simples, grasas saturadas y sodio.

Lda. María José Bonilla / Nutricionista Clínica – Deportiva