SÍNDROME METABÓLICO

FACTORES DE RIESGO DE DIABETES Y 
OTRAS ENFERMEDADES ASOCIADAS

Lda Joan Pennington Rueda. LN, MSc  / Nutricionista Clínica

El síndrome metabólico es una afección que se caracteriza por la presencia de tres o más alteraciones metabólicas que aumentan la probabilidad de desarrollar enfermedades crónicas como diabetes y enfermedad cardiovascular. Estos factores de riesgo pueden presentarse como hipertensión arterial, niveles elevados de colesterol y triglicéridos, exceso de grasa abdominal y resistencia a la insulina. La resistencia a la insulina asociada a este síndrome conlleva al desarrollo de diabetes tipo 2. 

El síndrome metabólico puede ser causado por factores genéticos y ambientales, como una dieta poco saludable y falta de actividad física. Es por ello, que la nutrición es un aspecto crucial para su prevención y tratamiento. Tanto el síndrome metabólico como la diabetes, son cada vez más comunes en todo el mundo y su impacto en la salud es significativo. 

La pérdida de peso es la estrategia más efectiva para reducir los riesgos asociados con el síndrome metabólico. Al perder peso, especialmente grasa abdominal, disminuye la resistencia a la insulina, y por ende los niveles de glucosa en sangre; también contribuye a la reducción de la presión arterial, y del colesterol y triglicéridos sanguíneos; una dieta saludable y equilibrada, junto a un programa de actividad física, son fundamentales para el manejo del síndrome metabólico. 

Una dieta que incluya una variedad de alimentos ricos en fibra, grasas saludables y nutrientes saludables ayuda a controlar los factores de riesgo metabólico. 

Dentro de las principales recomendaciones nutricionales, se sugiere:

  • Reducir el tamaño de las porciones de los alimentos y controlar el consumo de alimentos ricos en calorías.
  • Limitar la ingesta de grasas saturadas y grasas trans, y en su lugar, incluir grasas saludables como las que se encuentran en los pescados grasos, las semillas y aceites vegetales, como el de oliva, soya y canola.

  • Reducir el consumo de alimentos procesados y azúcares refinados. Estos alimentos elevan los niveles de glucosa sanguíneos y contribuyen al aumento de peso. En su lugar, se recomienda aumentar la ingesta de alimentos ricos en fibra como verduras, hortalizas, frutas y granos enteros, ya que tienen la ventaja que su proceso de digestión y absorción es más lento, brindando una mayor sensación de saciedad, promoviendo salud digestiva y contribuyendo a mantener estables los niveles de glucosa en sangre.

  • Controlar la ingesta de sodio: se recomienda limitar su ingesta a menos de 2.3 gramos / día, equivalente a un máximo de 1 cdita al día de sal de mesa para usarse en el transcurso del día (es importante tomar en cuenta que dentro de esta porción permitida deben incluirse todos los condimentos con exceso de sodio como sales de cualquier tipo, sazonadores, consomé y otros). Siempre debe preferirse especias naturales frescas o secas, o buscar sazonadores bajos en sodio. Personas que ya son hipertensas o tienen algún riesgo cardiovascular, deberán limitar aún más la ingesta de sodio, entre ½ a ¾ cdita de sal de mesa/día.

  • La actividad física regular también es esencial para perder peso y mejorar la salud metabólica. Se recomienda hacer al menos 150 minutos de actividad física moderada a la semana, como caminar, andar en bicicleta o nadar. Es aconsajable incluir ejercicios de fuerza y estiramiento para mantener y aumentar la masa muscular. 

En conclusión, la nutrición es un factor clave en la prevención y el tratamiento del síndrome metabólico y la diabetes. La pérdida de peso es un proceso gradual, que requiere un enfoque integral y seguimiento a largo plazo para lograr resultados duraderos y beneficiosos para la salud.
Es importante trabajar con un profesional de nutrición que apoye a diseñar un plan de pérdida de peso seguro y efectivo, especialmente si se tienen otros problemas de salud relacionados.