Durante el embarazo, el cuerpo presenta cambios hormonales que pueden interferir con la acción de la insulina, la hormona responsable de regular los niveles de azúcar en la sangre. 

Como resultado, algunas mujeres desarrollan diabetes gestacional. Cualquier mujer embarazada puede desarrollar diabetes gestacional, pero ciertos factores aumentan el riesgo como: la edad materna avanzada, antecedentes familiares, sobrepeso y obesidad o condiciones médicas preexistentes.

Diagnóstico de la diabetes gestacional

El diagnóstico de la diabetes gestacional se realiza entre las semanas 24 y 28 de gestación. El método más común es la prueba de tolerancia a la glucosa oral.

Este procedimiento implica: La paciente ingiere una solución, que se le proporciona  en un laboratorio que contiene 75 gramos de glucosa (azúcar) una hora después se mide el nivel de glucosa en sangre.  Se toman muestras de sangre cada 30 a 60 minutos después de beber la solución.

  • Un nivel de glucosa de 140 mg/dL o menor a las 2 horas
    se considera normal
  • Un nivel de glucosa entre 140 y 199 mg/dL se considera prediabetes
  • Un nivel de glucosa de 200 mg/dL o mayor se considera diabetes

Prueba diagnóstica confirmatoria:Tras un ayuno nocturno, la paciente consume una solución con 75 o 100 gramos de glucosa. Se toman muestras de sangre en ayunas y a intervalos regulares (por ejemplo, a la 1, 2 y 3 horas). Los criterios de diagnóstico de diabetes gestacional según la Asociación Americana de Diabetes son los siguientes:

  • Glucosa en ayunas: ≥ 92 mg/dL
  • Glucosa a la hora: ≥ 180 mg/dL
  • Glucosa a las dos horas: ≥ 153 mg/dL

Recomendaciones dietéticas para manejar la diabetes gestacional

Distribución equilibrada de carbohidratos:

Los carbohidratos afectan directamente los niveles de glucosa en sangre. Es recomendable consumir cantidades moderadas en cada comida y optar por aquellos de absorción lenta, como granos integrales, legumbres y verduras con almidón (yuca, camote, papa). Evite los carbohidratos simples presentes en azúcares refinados y productos procesados (pasteles, dulces, etc.).

Incorporación de proteínas magras:

Estas ayudan a estabilizar los niveles de azúcar en la sangre y proporcionan sensación de saciedad. Incluya en su dieta carnes magras (1 onza es una porción) como: pescado, huevos, legumbres y frutos secos.

Consumo de grasas saludables:

Las grasas insaturadas, presentes en alimentos como el aguacate, las almendras y el aceite de oliva, son beneficiosas para la salud cardiovascular y no elevan los niveles de glucosa.

Frutas y verduras:

Aportan vitaminas, minerales y fibra. Prefiera las frutas enteras en lugar de jugos y consúmalas en porciones moderadas para controlar la ingesta de azúcares naturales. Las verduras verdes pueden consumirse libremente.

Horarios regulares de comidas:

Coma tres comidas principales y dos o tres meriendas saludables al día, evitando largos periodos de ayuno. Esto ayuda a mantener niveles estables de glucosa.

Hidratación adecuada:

El agua es la mejor opción para mantenerse hidratada. Evite bebidas azucaradas como refrescos y jugos procesados.

Artículo por: MSc. Diane Villeda / Nutricionista Clínica