Padecer una enfermedad crónica o de larga duración, presenta nuevos desafíos. Aprender a manejar esas dificultades es un proceso prolongado, y no se logra de manera inmediata, pero estar consciente de lo que te pasa y participar activamente en el cuidado de tu salud te ayudará a superar esos desafíos. Muchas personas descubren que participar activamente en el tratamiento de un problema crónico de salud les da una sensación de fuerza, y constituye en una preparación para enfrentar las muchas dificultades y pruebas que les depara la vida.

La mayoría de las personas atraviesan varias fases en el proceso de aceptar que padecen una enfermedad crónica y descubren cómo aprender a vivir con ella. Algunas personas experimentan una sensación de vulnerabilidad, confusión y preocupación por su bienestar físico y el futuro. Otros se frustran y se lamentan por sí mismos. Algunas personas se enfadan consigo mismas y con aquellos a quienes quieren, porque creen que lo que les ha pasado es injusto. Estos sentimientos son la base del proceso de afrontamiento. Cada individuo responde de manera diferente, pero todas las respuestas son completamente normales.

Las personas que padecen diabetes con frecuencia descubren que las siguientes pautas les ayudan a asumir y afrontar las cosas:

Reconoce lo que sientes: Las emociones pueden ser difíciles de reconocer. Por ejemplo, pueden ser signos de tristeza o depresión: el dormir mucho, llorar mucho o estar de mal humor. Además, es bastante común que las personas que padecen una enfermedad crónica experimenten estrés al considerar la realidad de padecerla y la necesidad de cumplir con los compromisos sociales, personales y otros aspectos de la vida diaria.

Algunas personas pueden encontrar beneficioso hablar con un psicoterapeuta o unirse a un grupo de apoyo diseñado específicamente para personas que sufren de una enfermedad. Además, es fundamental permitir que aquellos en quienes confías, como tus mejores amigos y familiares, te ayuden. A la hora de buscar ayuda, lo más importante no es encontrar a alguien que sepa mucho sobre tu enfermedad, sino a alguien que esté
dispuesto a escucharte cuando estés deprimido, enfadado, frustrado o simplemente feliz.

Te puede ayudar a sentirte mejor con tu situación si reconoces tus emociones, las aceptas como parte de tu vida y las expresas o compartes de una forma en que te sientas cómodo.

No descuides tu tratamiento: Cuando la enfermedad se presenta en una etapa temprana, no hay duda de que enfrentar un problema puede ser mucho más difícil. Este es un período de aprendizaje sobre el cuerpo y comprensión del mismo; además, de las presiones sociales para “encajar” y ser aceptado por el grupo.

Es comprensible que un adolescente de vez en cuando piense que ya no puede más y que está cansado de vivir con una enfermedad crónica. Incluso aquellos que han mantenido una buena convivencia con su enfermedad desde su infancia pueden experimentar un fuerte deseo de llevar una vida “normal”, sin restricciones médicas, y sin tener que prestar atención especial a sí mismos. Es una reacción normal. Algunos adolescentes que han logrado controlar su enfermedad se sienten tan fuertes y saludables que se preguntan si deberían seguir su tratamiento.

Un adolescente con diabetes puede pensar en saltarse una comida, o en medir su azúcar en sangre después del entrenamiento en lugar de antes. Abandonar el tratamiento puede tener resultados terribles. Hablar con el médico tratante y expresar lo que se siente, es lo mejor. Él puede indicarte lo que puedes y no puedes hacer. Solo es cuestión de ser responsable y participar activamente en el cuidado de tu salud. A veces puede ser difícil para una persona que tiene que vivir con una enfermedad, el querer su cuerpo. Si te cuidas, sabes valorar tus capacidades y aceptas tus limitaciones, tu imagen corporal puede mejorar. Aceptarse es para todos, independientemente de si se tiene o no una enfermedad crónica.

Expresa lo que sientes: Expresar frustración o tristeza a un oído comprensivo puede ser muy beneficioso cuando una persona está cansada de estar enferma. Es importante pensar en cómo los demás pueden ayudarte y pedir ayuda. Para adaptarse a una enfermedad crónica, se requiere tiempo, paciencia, apoyo y la disposición a aprender y participar en el cuidado de la propia salud. Las personas que se enfrentan a desafíos imprevistos, con frecuencia descubren una capacidad de adaptación y resistencia que antes no imaginaban tener. A muchos, enfrentarse a esos desafíos, les enseña más sobre sí mismos, les hace crecer como personas y les da más fortaleza interior y autoconciencia.

Cuando las personas con enfermedades crónicas toman medidas activas para cuidarse, aprenden a comprender y valorar sus puntos fuertes.

Lic. José Armas / Psicólogo