Todos los días, debemos decidir qué elegir para desayunar, almorzar, cenar y refaccionar. En nuestras manos se encuentra el poder de decidir si le brindamos a nuestro organismo nutrientes de buena calidad que nos aporten vitaminas, minerales, aminoácidos, antioxidantes y fibra soluble e insoluble, lo cual, se convierte en una dieta saludable, balanceada y equilibrada, que logrará que se prevengan y se controlen los padecimientos y las complicaciones de la diabetes mellitus.

Todo lo contrario, resultará si consumimos comidas altas en grasas, azúcares y sal, que generalmente están en alimentos ultra procesados, como: la comida rápida, frituras, snacks de bolsita, jugos de cajita, pasteles, galletas, dulces, embutidos, quesos amarillos y gaseosas. Alimentos que son parte del hambre emocional, ya que nos brindan emociones temporales de felicidad, tranquilidad, desahogo y satisfacción. Pero no cumplen ni los más mínimos requisitos del hambre física, que involucra el consumo de nutrientes de alta calidad como: las proteínas magras, los carbohidratos complejos y las grasas buenas. Recordemos que no hay alimentos malos ni prohibidos, pero sí algunos que nos nutren y otros que solo satisfacen nuestras emociones de tristeza, enojo, alegría o felicidad. Una dieta saludable, debe incluir todos los grupos de nutrientes antes mencionados.

Según la Organización Mundial de la Salud -oms-, todos debemos consumir un promedio al día de 4-5 unidades de frutas (dulces en la mañana y cítricas de la tarde a la noche), 2-3 tazas de verduras de distintos colores (no son vegetales: papa, yuca, ichintal, güicoy, plátano y camote), 2 litros de agua pura (pueden ser infusiones de té sin azúcar), 8-10 onzas de proteína magra de origen animal (huevos, pollo, pescado, atún, etc), 2-3 porciones de grasas buenas (aguacate, frutos secos y chocolate oscuro 85-90% cacao) y limitar la ingesta de harinas o carbohidratos complejos a 3-5 unidades como máximo (pan, galletas, tortillas de maíz, frijoles, lentejas, garbanzos, cereales de caja, granola y atoles).

Es importante, que al consumir todos los alimentos mencionados, los distribuyamos en 5-6 tiempos de comida al día, incluyendo una refacción en la mañana y otra refacción en la tarde. De esta forma, se lograrán controlar los niveles de azúcar en sangre al no tener tiempos de comida pesados o ayunos prolongados, lo que conlleva a tener un adecuado balance de la diabetes.

Cada persona debe tener una alimentación personalizada, que consuma la energía (calorías o kilocaloría) que su organismo necesita, tomando en cuenta sus condiciones médicas, actividad física, alergias, gustos personales o intolerancias.

Lcda. María José Bonilla / Nutricionista Clínica