Una de las principales labores del nutricionista consiste en brindar educación alimentaria y en el caso de niños con diabetes la educación es todavía más relevante. Surge como una herramienta para ello el semáforo nutricional, que nos permite llevar un mejor control, pero cumpliendo con las necesidades nutricionales de estos niños y adolescentes, que viven un periodo de crecimiento y de formación física y mental con muchos cambios. Por ello, en muchos países con el tiempo, surgió la iniciativa de hacer más visual la información nutricional y más fácil de comprender a través del uso del semáforo nutricional.
Usando este instrumento, podemos ayudar a los jóvenes a identificar mejor los alimentos según como impacten en la glucemia (glucosa en sangre) y así poder realizar mejores decisiones alimentarias, sobre todo, ya que en la diabetes tipo 1 en estas etapas de la vida, el tratamiento con insulina debe adaptarse a las pautas alimentarias del paciente, no al contrario. Pero siempre se debe trabajar el plan educativo que permita una mayor autonomía y que brinde el mayor conocimiento posible sobre los alimentos, la insulina y la glucemia.
Esta herramienta nace en 2005, de los resultados de investigación de un equipo de la Universidad de Oxford, titulando a la herramienta NutriScore, este instrumento lo validó la FSA (Food Standards Agency) y la OMS (Organización Mundial de la Salud). El método consistió en valorar a los alimentos para brindarles un color que pudiera guiar su consumo. Considerando positivo el aporte de proteínas, fibras y otros nutrientes, mientras que consideraba negativo un alto contenido energético, calorías, azúcares simples y grasas saturadas.
Este modelo de etiquetado nos permite ayudar a personas que no están familiarizadas con hacer los cálculos del aporte nutricional para las porciones que va a consumir del alimento, niños en edad escolar y a muchas otras personas a las que les es confuso interpretar el etiquetado nutricional tradicional. Ayuda a visibilizar con la población que los denominados “productos para diabéticos” no son de consumo libre y que muchos productos llamados “light” o “de dieta” tampoco lo son, incluso cuando estos estén libres de azúcares añadidos, muchos pueden contener edulcorantes artificiales que no son tan recomendables para usarse en niños.
En la aplicación clínica, es muy útil para sustituir los tradicionales listados de alimentos prohibidos y permitidos, que realmente hace tiempo que se están evitando porque no ayudan a crear una buena relación del paciente con los alimentos.
El semáforo nutricional propone tres categorías donde indica la frecuencia y cantidad de consumo adecuada para cada alimento. En este caso las categorías son:
Podemos utilizar este semáforo como un instrumento educativo en la clínica que ayude a los pacientes a elegir mejor sus alimentos y la cantidad que consumen de ellos, de manera que puedan mantener su glucemia estable, y tener una mejor relación con los alimentos y una mayor calidad de vida.
Artículo para Revista Diabética por:
Licda. Andrea Regina Reula Aparicio /
Especialista en innovación y desarrollo de productos y procesos alimenticios